Que Significa Que Hagan Un Nido En Tu Casa
Tomas Balasco
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Contents
- 1 ¿Qué pasa si destruyes un nido?
- 2 ¿Qué hacer si tengo un nido de palomas?
- 3 ¿Cuál es el significado de las golondrinas?
- 4 ¿Cuánto tiempo duran las golondrinas en el nido?
- 5 ¿Qué enseñanza nos deja Aves sin nido?
- 6 ¿Cuánto tiempo duran los pájaros en el nido?
¿Qué significa un nido de pájaros?
Un nido de ave es el lugar en el cual un ave pone e incuba sus huevos y cría sus polluelos.
¿Qué significa tener un nido de palomas en la casa?
Se cree que en cual casa se posa la paloma y hace nido en el balcón de aquella casa, el dueño de aquella casa se hace rico y vive la fertilidad en ella.
¿Cuando los pájaros hacen sus nidos?
Las aves viven en sus nidos todo el año – Algunas personas creen que los pájaros van todas las noches a dormir a sus nidos, así como la gran mayoría de los humanos. Sin embargo, lo común es que las aves usen sus nidos sólo cuando están criando polluelos en la primavera. (back to top)
¿Qué pasa si destruyes un nido?
Las multas que te pueden poner si destruyes un nido de golondrina Nido de golondrina Pixabay Biodiversidad 05/05/2023 Actualizada 13:28 El calor que se está viviendo en los últimos días y la falta de lluvias en pleno inicio de la temporada de cría de las aves, está amenazando el éxito reproductor de las poblaciones de distintas especies que utilizan el barro para poder construir sus nidos.
- A ello, se les une la destrucción de estos elementos a la hora de realizar obras de reforma o rehabilitación de edificios, a pesar de que esta práctica está penada por la ley con fuertes sanciones.
- La Guardia Civil y Policía Nacional han advertido de que no es solo por la multa, sino que «las golondrinas, los vencejos y los aviones comunes comen hasta 800 insectos/día.
No hay insecticida + eficiente ni + ecológico. Antes de retirar sus nidos porque ensucian consúltalo con la autoridad municipal. Están protegidos por la Ley de Patrimonio Natural», han informado. La ley 42/2007 del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad prohíbe expresamente eliminar o quitar los nidos de las aves protegidas.
Además, señala que «Queda prohibido dar muerte, dañar, molestar o inquietar intencionadamente a los animales silvestres, sea cual fuere el método empleado o la fase de su ciclo biológico. Esta prohibición incluye su retención y captura en vivo, la destrucción, daño, recolección y retención de sus nidos, de sus crías o de sus huevos».
La cantidad de barro que pueden transportar en su pico es muy limitada y un nido completo puede requerir más de 2.500 bocados de barro, o lo que es lo mismo, la pareja puede realizar más de 5.000 viajes entre el lugar en el que consiguen el barro y el lugar de construcción del nido durante las dos semanas que dedican a completar su hogar.
Asimismo, el nido va siendo mantenido y reparado por la pareja que lo ocupa. La ONG ha advertido de que, en un escenario en el que cada año se destruyen cientos de nidos de estas especies, la falta de barro para poder rehacer los nidos agrava la situación, dificultando su ciclo reproductivo. La destrucción de nidos de aves protegidas se considera una infracción grave, tanto por la legislación nacional como la europea.
El acusado en sí, puede enfrentarse a una multa que oscilaría entre los 5.001 y los 200.000 euros, Las golondrinas, vencejos, aviones y otras aves insectívoras consumen insectos a diario y permiten mantener a raya las numerosas plagas agrícolas. Sin esta ingesta masiva, los daños para la agricultura podrían multiplicarse, por lo que estas aves están consideradas indispensables para la protección de los cultivos y la propia seguridad alimentaria.
¿Qué pasa si tocas el nido de un pájaro?
MITO #2 – ” Los huevos de un nido nunca deben ser tocados directamente y nunca deben ser lavados ” ¡ VERDAD !
- REALIDAD: Los huevos están fabricados por una cáscara que tiene microporos por los que pueden atravesar bacterias presentes en nuestra piel. Si los huevos tienen contacto con el agua, ésta puede facilitar la entrada de bacterias que están en su superficie o nuestra piel y provocar su muerte.
- CONSEJO VETERINARIO: un nido con huevos nunca debe ser manipulado a menos que sea estrictamente necesario (la tala inminente de un árbol, caída del árbol, caída del nido). Al encontrar un nido en riesgo, por favor buscar inmediatamente orientación profesional ( consultar Mito #27 ).
¿Qué hacer si tengo un nido de palomas?
Caza de palomas – Antiguamente muchos disparaban a las palomas en zonas rurales con escopetas de aire comprimido, algo que la ley no permite en la actualidad. Aún así, esta estrategia no funcionaría en aquellas poblaciones que actualmente sufren plagas de palomas: su capacidad de reproducción es muy superior.
Sí puede ser útil realizar un control de población en aquellas áreas cercanas a los núcleos urbanos donde estos animales salen a comer y es posible disparar con arma de fuego en condiciones de seguridad. Hay, incluso, quien practica la caza de palomas con arco, una modalidad silenciosa que pasa inadvertida para los habitantes de los pueblos o ciudades en las que se alojan estas plagas.
Lo ideal es que sigas un enfoque integrado, supervisado por un profesional, ya que el control de la paloma urbana es una especialidad dentro del campo de control de plagas. No es simplemente una operación típica de rociado porque requiere de un estudio pormenorizado de la zona y las consecuencias. Incluso una pequeña cantidad de agua estancada puede ser el sustento de una población de aves a la que no podamos hacer frente. Las palomas pueden volar distancias muy grandes en busca de los alimentos y el agua, pero si no está fácilmente disponible en su casa, la propiedad será un dormidero menos probable para las aves.
Destruir los nidos y los huevos es, según los expertos, una de las mejores maneras más eficaces de interrumpir una bandada de palomas. Esto se puede lograr con una rama de árbol, o simplemente subiendo hasta el lugar. Los expertos recomiendan hacer esto en intervalos de dos semanas para evitar cualquier tipo de huevos que puedan incubarse.
Con el tiempo, las palomas captarán el mensaje y buscarán otro lugar más seguro. Existe la posibilidad de que los ácaros que han habitado en los nidos acaben entrando en tu casa si no eliminas éstos y haces una buena limpieza.
¿Qué paloma hace el nido?
Anidación – La hembra se sienta sobre el nido y construye una base delgada con paja, tallos, y ramitas que el macho le trae. La Paloma Doméstica usa su nido muchas veces, y no saca la materia fecal de los pichones como hacen muchas otras aves. Esto ocasiona que, con el tiempo, el nido débil y delgado se convierta en un nido de consistencia más sólida, muchas veces conteniendo huevos y pichones muertos momificados.
¿Qué pasa si hay muchas palomas en mi casa?
5 enfermedades infecciosas – Las enfermedades infecciosas que las palomas pueden transmitir a los humanos son consecuencia del contacto directo con este ave o con sus excrementos y plumas, a través de virus, hongos y bacterias que causan alergias y dolencias respiratorias.
- También es necesario tener en cuenta que no estamos hablando de un riesgo demasiado evidente en muchos casos por lo que no hay que alarmar innecesariamente ya que las situaciones de contagio son muy específicas y, en ocasiones, poco probables,
- Aunque es cierto que cuanto mayor sea el número, más posibilidades hay de sufrir algún percance.
Estas son algunas de las patologías más comunes que acompañan a las palomas:
Criptococosis, El crytococcus neoformans es un hongo que se localiza en el excremento de las palomas, aunque el reservorio (donde se aloja) es el suelo. La transmisión se produce por inhalación de levaduras parecidas a los hongos, aunque puede ocurrir ocasionalmente por ingestión y suele ser resultado de un contacto directo con los nidos. Al respirar el hongo entra por la vía respiratoria y llega a los pulmones, donde puede generar la infección o diseminarse, siempre y cuando el sistema inmune no esté en condiciones adecuadas. Salmonelosis, Los excrementos de las palomas pueden ser una vía de infección de la salmonela, una infección bacteriana (salmonella) que puede llegar a través de alimentos contaminados e incluso por la ropa tendida. Una vez más, se trata de un supuesto poco probable, pero posible. El cuadro que provoca en las personas es de fiebre, diarrea, náuseas, vómitos y dolor abdominal. Psitacosis o clamidiosis, La bacteria chamydia psittaci es la responsable de la psitacosis, enfermedad habitualmente transmitida por loros, periquitos y papagayos, aunque también las palomas pueden ser infectadas y convertirse en transmisoras provocando en el hombre cuadros similares a la neumonía y a la gripe e incluso dolencias digestivas ya que esta bacteria penetra en el organismo a través de las vías respiratorias y se propaga por el torrente sanguíneo para invadir el pulmón, el bazo e hígado. Alveolitis alérgica (neumonitis), Es una reacción alérgica, una hipersensibilidad a las plumas y al polvo fecal de las palomas y se produce por una exposición continua de un individuo a estas aves, como los que trabajan en un criadero realizando tareas de limpieza de las casetas o fruto de la suspensión en el aire por procesos de limpieza. Provoca la inflamación de los alveolos, de la parte externa, de los pulmones y los síntomas son tos, dificultad para respirar, fiebre y escalofríos. Se puede confundir con un resfriado. Histoplasmosis. Enfermedad respiratoria que se manifiesta con un severo daño pulmonar acompañado de escalofríos, fiebre, tos y dolor en el pecho. La histoplasmosis es una enfermedad causada por un hongo (o moho) llamado histoplasma y se produce por la inhalación de las esporas del hongo que se encuentra a menudo en los excrementos de los pájaros y de los murciélagos. La histoplasmosis se transmite con más frecuencia cuando estas esporas son transportadas por el aire, a menudo durante una limpieza o proyectos de demolición.
¿Cuál es la función de un nido?
Nido – Wikipedia, la enciclopedia libre Para la pasta en forma de nidos, véase, Nido en forma de cesta. Un nido es una estructura más o menos compleja utilizada por algunos, bien para y criar a su, bien para refugiarse —para dormir, hibernar, etc—. No todos los animales construyen o usan nidos.
¿Cuánto tiempo duran los pájaros en el nido?
¿Cuánto tiempo se demoran en crecer las alas de los polluelos? Un polluelo crece dentro del huevo mientras los padres lo incuban (se sientan encima) y continúa creciendo después de que sale del cascarón, hasta prepararse para volar. Algunas aves salen del nido casi instantáneamente (tan pronto como se secan después de la eclosión), pero no pueden volar hasta que estén listos (mas o menos un mes después).
Las palomas incuban los huevos por aproximadamente 18 días. Después de salir del cascarón, se despegan del nido por la primera vez después de más o menos 30 días. Los halcones peregrinos empiezan a volar aproximadamente 40 días después de salir del cascarón. Los Gorriones Domésticos vuelan aproximadamente 12 días después de salir del cascarón. Los Vaqueros de Cabeza Café dejan el nido más o menos 10 días después de salir del cascarón Las alas de los polluelos no solamente tienen que “crecer”; también los polluelos tienen que hacer ejercicio y prepararse para volar por primera vez. !No siempre es fácil!
: ¿Cuánto tiempo se demoran en crecer las alas de los polluelos?
¿Cuál es el significado de las golondrinas?
En diecisietecosas nos pasa ‘algo’ con las golondrinas, No sé si es que nos encantan por el significado que tienen, nos recuerdan al verano, o nos atraen porque sí. Pero sin duda, nos parecen mágicas y especiales. Así que si tú eres de las enamoradas de las golondrinas, te invitamos a descubrir unas cuantas curiosidades sobre ellas.
- Y si aún no te has enamorado, sigue leyendo y te atraparán porque son maravillosas, pero además porque están llenas de significado y simbología.
- LAS GOLONDRINAS Y EL MAR Para las gentes del mar, sobre todo los marineros que pasaban mucho tiempo embarcados, y que hacían largos viajes, las golondrinas eran CASA,
Cuando estaban navegando y las veían, sabían que la tierra estaba cerca. Por eso para ellos las golondrinas significaban ‘volver a casa’. Y por todo ello, estas aves llevan implícito desde siempre ese significado de vuelta a casa, de lealtad y de fidelidad, y del regreso feliz, después del largo viaje.
- De hecho, muchos marineros se tatuaban golondrinas como símbolo de las millas de mar recorridas.
- Por cada 5.000 millas navegadas, se tatuaban una golondrina en el pecho.
- Así que a más golondrinas, más experiencia a bordo.
- Algo así como galones pero tatuados bajo la camiseta.
- Curiosamente, ese significado de libertad y de final del viaje hizo también que muchas personas que cumplían condenas en la cárcel se tatuaran golondrinas como símbolo de la ansiada libertad.
LAS GOLONDRINAS Y LA LEALTAD Si a esto le añadimos que se consideran los animales que más kilómetros hacen en sus migraciones, (mas de 50.000 km al año, se calcula), pero que siempre vuelven a casa, son un símbolo de lealtad absoluta. Porque además son aves que se mantienen fieles con la misma pareja durante toda su vida.
Como veis, nos sobran razones para enamorarnos de su simbología, pero es que además tienen un atractivo estético, que ya habían descubierto los rudos marineros de principios del sigo XX pero que sigue enganchando. TATUAJES DE GOLONDRINAS Si hace casi un siglo ver a marineros con golondrinas tatuadas en su pecho era habitual, hoy son uno de los tatuajes más buscados y no solo por los marineros.
Toda esta simbología hace que sean uno de los tatuajes más pedidos, para poder llevar para siempre su significado de lealtad y libertad. Y es habitual por eso ver muchísimos tatuajes de golondrinas en todos los tamaños y que suelen hacerse en diferentes partes del cuerpo. Pulsera golondrina Nosotros llevamos golondrinas, al estilo diecisietecosas. Porque de nuestro enganche con ellas, llegaron las primeras en forma de accesorios. GOLONDRINAS PARA LLEVAR Nuestras primeras golondrinas fueron estas. Y ahí siguen, disponibles en nuestra tienda online,
- Son unas delicadas pulseras de golondrinas en diferentes tonos en metal esmaltado.
- Tan delicadas que casi te olvidas de que la llevas, pero tú sabes que están ahí.
- Nada más ver estas pequeñas piezas esmaltadas nos enamoramos de ellas.
- Las pequeñas golondrinas nos las esmalta con mimo una artesana al otro lado del mundo, así que estas golondrinas también han cruzado medio mundo para venir a su nueva casa.
No siempre las tenemos disponibles en todos los colores porque nos hace el esmaltado por encargo pero son sin duda, muy especiales. Pendientes golondrinas Y luego llegaron ellos. Nuestros (y vuestros) adorados pendientes de golondrinas, En solo unos meses se han convertido en una pieza estrella de nuestra tienda, que nos tiene a nosotros y a vosotras, enamoradas. Son tan ligeros, tan vistosos y tan especiales que enganchan solo verlos.
Anillo golondrina Esta es la última golondrina que ha llegado a diecisietecosas. La última por ahora, porque seguimos buscando golondrinas que nos enamoren, para traerlas a casa. Este anillo es de metal dorado, abierto, y se adapta a todas las tallas. Tiene una delicada golondrina en metal esmaltado, con sus ojos azules y su barriguita blanca. Y para acabar os cuento la historia de una niña de 9 años enganchada a un libro y a un poema. A esa edad cayó en mis manos el libro de ‘Rimas y leyendas’ de G.A.Becquer y en nada me aprendí de memoria su poema más icónico ( y vamos a decirlo hoy, más moñer,
- Pero eran los años 80 y yo soñaba con amores en los balcones, qué le vamos a hacer! ) Y ahí estaban las golondrinas.
- Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán.
- Pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha a contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres.
ésas. ¡no volverán! Así que hoy, después de este rápido viaje a los balcones románticos de Bécquer, nos quedamos con las golondrinas que siempre vuelven, con las fieles y leales, y con las que significan tanto siendo solo un pequeño pájaro. Algo nos pasa con las golondrinas, sí, que nos enamoran, y sabemos que nos somos los únicos enganchados a ellas.
¿Cuánto tiempo duran las golondrinas en el nido?
Reproducción – Las golondrinas regresan de sus lares de invierno en la primera mitad de abril, llegando primero los machos solitarios. Se les ve de regreso a su nido de siempre, donde se reúnen poco después con la misma hembra del año anterior. El lugar clásico del nido de las golondrinas es el establo, en el que suelen vivir varias parejas en armonía.
- El nido se construye plano, sin otros materiales que el barro, la saliva y algo de paja.
- Lo sitúan tan pegado al techo de la estancia que resulta imposible mirar en su interior.
- Las golondrinas acarrean el barro en su boca, en bolitas.
- El interior del nido se hace confortable con plumas, pelos y tallos; con cuatro o cinco días el trabajo está terminado.
La época de cría es de mayo hasta agosto, período en el que tienen lugar dos incubaciones que dura cada una de 14 a 16 días. Los polluelos permanecen en el nido de 20 a 22 días. Sólo incuba la hembra, depositando 4 ó 5 huevos. Los polluelos, una vez que saben volar, se posan en fila sobre un cable o una rama, y se dejan alimentar, durante un tiempo.
¿Qué enseñanza nos deja Aves sin nido?
Antonio Cornejo Polar Aves sin nido (1889) tiene un lugar privilegiado en la historia de la novela hispanoamericana. Mientras que Índole y Herencia, las otras dos novelas de Clorinda Matto de Turner fueron rápidamente olvidadas por el público y la crítica 1, la primera novela mereció tres ediciones casi simultáneas, en Lima, Buenos Aires y Valencia, y una pronta e inusual traducción al inglés 2,
Sin duda el éxito de Aves sin nido no tiene relación inmediata con su inserción en el indigenismo, cuyo desarrollo en la novela forma uno de los más complejos y vitales movimientos de la literatura hispanoamericana, aunque la naturaleza misma de esa inserción sea materia de permanente debate, y aunque de otro lado, la novela como totalidad no se agote en el tratamiento del tema indígena.
La entusiasta acogida que recibió Aves sin nido en un primer momento se diluyó, más tarde cuando Riva-Agüero y Ventura García Calderón expresaron opiniones agriamente negativas y cuando Mariátegui omitió a Clorinda Matto en sus reflexiones sobre literatura peruana 3, hasta que años después desde el extranjero, emergieron las reivindicaciones de Concha Meléndez y Aída Cometta 4,
El sistema narrativo: representación y tesis Aves sin nido se presenta ante el lector como un texto escindido en dos niveles: uno de representación, que a la vez busca una pluralidad de objetivos (básicamente mostrar la realidad y enjuiciarla 5, y otro de exposición de algunas opiniones que se constituyen como tesis del relato.
La realización narrativa de la novela obedece íntegramente a este esquema -que, por lo demás, queda explicitado en su importante proemio. En él Clorinda Matto señala su intención de representar fidedignamente la realidad «he tomado los cuadros del natural» (2) y, al mismo tiempo, de juzgarla: La novela tiene que ser la fotografía que estereotipe los vicios y las virtudes de un pueblo, con la consiguiente moraleja correctiva para aquéllos y el homenaje de admiración para estas.
En este sentido la delegación del juicio al lector, que surgiría de una realidad verazmente representada, es más un gesto de cortesía que una dimensión efectiva del sistema de comunicación de la novela: en efecto, aunque en el mismo Proemio se delega en el lector la facultad de juzgar y fallar (2), esa función ya está profusamente cubierta por el propio narrador.
En el Proemio se afirma también que la novela pretende convencer al lector de algunas tesis muy concretas, relativas al celibato sacerdotal, a la designación de autoridades para los pueblos andinos y a la urgencia de promover masivamente la educación, y suscitar «aun cuando no fuera otra cosa que la simple conmiseración» por la desgraciada vida de los indios, «hermanos que sufren explotados en la noche de la ignorancia» (2).
En el Proemio muestra Clorinda Matto una notable seguridad en el trazo de los propósitos que animan la narración y un muy súbito nivel de autoconciencia: entendida la novela como un serio y trascendente ejercicio de moral social, lo que la adscribe a la «novela de costumbres» y la aleja de los relatos «cuya trama es puramente amorosa o recreativa» (1), Aves sin nido parece haber sido objeto de una cuidadosa y reflexiva elaboración 6,
Kíllac: realidad y símbolo La novela se abre con la descripción de Kíllac, villorrio andino que vive del comercio (en especial del comercio de lana de alpaca (10) y de la actividad minera circundante. Su situación geográfica es ambivalente. Con respecto a la sierra sur ocupa una posición privilegiada y se lo considera «un punto céntrico para las operaciones mercantiles en relación con las capitales del departamento» (12), pero, con respecto a la costa, su aislamiento es muy grande: dista «cinco días de a caballo» de la estación más cercana y hasta allí «el tren viene sólo quincenalmente» (208).
El que descarrile el tren que aleja de Kíllac a los protagonistas, en episodio de alguna manera sobrante 7, sirve para enfatizar este aislamiento: a la distancia se le suma un signo de dificultad y peligro (II, XXVII). Al margen del rigor realista que pueda tener la representación de Kíllac, habida cuenta que sería algo así como el «nombre poético» de Tinta 8, lo verdaderamente importante es que la doble posición de integración y aislamiento favorece -por lo primero- la asimilación de las especificidades de Kíllac a un tipo, los pequeños pueblos andinos, y por lo segundo- permite crear una perspectiva ideal sobre el espacio costeño y su paradigma de civilización, evidentemente centrado en Lima.
Aves sin nido ofrece, pues, dos espacios: el de Kíllac, que es directamente representado, y ocupa el primer plano del relato, y el de Lima -cuya imagen ideal, hecha más de adivinación que de conocimiento, obsede persistentemente a los personajes. Como se verá luego, el narrador contrasta continuamente estos dos espacios, sea en su propio discurso, sea a través de los parlamentos de los protagonistas, de suerte que la novela íntegra se apoye en este cotejo y en la axiología que en él subyace.
Íllac es símbolo de los villorrios serranos. Narrador y personajes concuerdan una y otra vez en señalar ese carácter y a veces de manera explícita: «lo que ocurre en Kíllac, como en todos los pequeños pueblos del Perú» (36), por ejemplo. De aquí que lo que se predica de Kíllac pueda transponerse sin dificultad a cualquier otra aldea andina y que en toda la narración se tienda constantemente a las más obvias generalizaciones: «la corriente de depravación opresiva que existe en los pueblos chicos, llamados, con fundada razón y justicia, infiernos grandes » (41, subrayado en el texto).
Pese a que, como queda dicho, Kíllac alude a un referente muy concreto, lo que supone cierto grado de especificidad, Aves sin nido se desliza insensiblemente hacia un cierto abstraccionismo en cuanto su universo representado es mucho más un tipo que una realidad determinada y distinta.
De hecho lo que sucede en Kíllac sería irrelevante si no ejemplificase una realidad más basta e importante: la vida en los pequeños pueblos de la sierra peruana. En el fondo éste es el verdadero referente de Aves sin nido y el motivo que interesa básicamente al narrador. La irremisible desgracia de los indios, la frustración de los forasteros que quieren redimirlos y la incorregible maldad de los «notables», que en su conjunto forman un panorama fuertemente sombrío, no son suficientes, sin embargo, para cambiar el tinte paradisíaco con que el narrador embellece el paisaje de Kíllac: El plano alegre rodeado de huertos, regados por acequias que conducen aguas murmuradoras y cristalinas, las cultivadas pampas que le circundan y el río que le baña, hacen de Kíllac una mansión harto poética.
Aunque también se menciona la falta de servicios, hasta de los más elementales (115), la imagen positiva de Kíllac es la que finalmente prevalece. La belleza de su paisaje permite al narrador insistir en que Kíllac es un pueblo « poético» (13), al margen por completo de lo que en él sucede y al margen también de su desolador atraso.
- Sin duda, el tratamiento del paisaje tiene en Aves sin nido un signo romántico muy nítido y coincide con las entonces muy repetidas alabanzas a la naturaleza americana como extremo universal de perfección y grandeza 9,
- En todo caso, el vivo entusiasmo con el que se elogia la hermosura del paisaje, el tono hímnico de su descripción, las notas eglógicas con que se lo caracteriza, determinan una clara oposición entre esa naturaleza siempre perfecta y la imperfecta sociedad que la habita.
Es claro que tan marcada oposición, subidamente romántica, sirve para poner de relieve la devastadora negatividad de la vida social en Kíllac, tanto por la tragedia de los inocentes cuanto por la maldad y vicio de los culpables. Los «notables»: denuncia y elusividad Kíllac (o sea lo que Kíllac representa) es visto en la novela en términos marcadamente negativos.
- A excepción del paisaje, uniformemente alabado como acabamos de ver, y de algunas características propias de la simplicidad de la vida aldeana, que el narrador contempla con simpatía, la imagen que se ofrece de Kíllac es casi terrorífica: «infierno grande», como se lee en la cita precedente.
- Hay que advertir, sin embargo, que Kíllac no es un espacio homogéneo; en él, al contrario, se implican desde el primer momento dos órdenes de realidad, el que es propio de los «notables» del pueblo y el que corresponde a la masa indígena.
Si bien en ambos casos se ofrece una imagen deplorable, que resulta así englobadora, cada uno de ellos tiene distinta naturaleza y obedece a distintas razones, comenzando por el hecho que la relación entre los «notables» y los indios es una relación de explotadores y explotados -vale decir, una oposición de clases.
Aves sin nido representa a los «notables» en el abusivo ejercicio de su poder, sea para obtener beneficios directos e inmediatos, sea para considerar y defender el status social que los favorece como grupo. Salvo el cura Vargas que emplea el poder para satisfacer su sexualidad reprimida por el celibato, los otros «notables» concentran sus propósitos en la obtención de beneficios económicos más o menos directos.
Es curioso, sin embargo, que en ningún caso se explique claramente la situación de las autoridades en el caso de la producción económica, quedando en el misterio la índole específica de sus actividades en este orden. Aunque se supone que son propietarios agrícolas y/o ganaderos, o comerciantes en escala no muy significativa, la novela no los enfoca nunca en función de esas actividades sino en cuanto detentadores del poder político (Pancorbo, gobernador), judicial (Verdejos, juez) o eclesiástico (el cura Vargas).
Confirmando de otra manera esta elusividad de la base económica, quien ejerce el comercio de lanas a través del robo del «reparto antelado» 10 -que es la actividad económica más acremente condenada en el texto- no tiene caracterización como personaje y su nombre aparece sólo una vez e incidentalmente.
Cuando el gobernador trata de defender el «reparto antelado» como «costumbre y comercio lícito» tiene que recurrir a la siguiente revelación: «Y por último, para aclarar todo, francamente ese dinero es de don Claudio Paz» (38). Sucede que este nombre no vuelve a mencionarse en la novela y queda vagamente incorporado al género de «los comerciantes potentados» (10).
Incluso los cobradores del «reparto» se difuminan en menciones notablemente poco precisas (I, III). De esta manera queda en claro que Aves sin nido o elude referir la situación económica de los «notables» que tienen función pitagórica o despersonifica, evitando representación directa, a quienes sí actúan inmediatamente en la actividad económica.
Podría pensarse incluso, aunque el texto ofrece pocos indicios al respecto, que los «notables» son en realidad un grupo intermediario que ejerce el poder en nombre y beneficio de otro grupo más importante -que es precisamente el grupo eludido. Es muy importante advertir, complementariamente, que los difusos «comerciantes potentados» aparecen desligados de otros grupos de poder, sea porque a éstos ni siquiera se les menciona, como en el caso de los terratenientes, que es la omisión de más bulto 11, sea porque tienen un signo positivo, como es el caso de los mineros, representados por don Fernando Marín, que se distancian de los comerciantes en lanas y se les oponen.
De esta manera la crítica de Aves sin nido se concentra en un sector de la clase explotadora y prescinde de quienes, en el indigenismo posterior, serán el centro de las más violentas denuncias. El caso de los propietarios mineros es el más significativo: en la primera novela de la Matto éstos son los portadores del progreso y dentro de tal óptica la explotación y el sufrimiento de sus trabajadores pasan completamente desapercibidos.
Concretamente aparecen sólo una vez y dentro de un contexto que más bien subraya la levedad de su trabajo: «la bondad de sus caminos (aclara) presta alivio a los peones que transitan cargados con los capachos del mineral en bruto» (12). Lo que en todo caso está fuera de duda es que Aves sin nido da prioridad a la faceta administrativa, si se quiere «política», de la realidad andina -o más específicamente en la vida de los pequeños pueblos de la sierra.
Ya se ha visto que en el Proemio se señala que una de las metas de la novela es abogar porque se tenga mayor esmero en designar a «las autoridades, así eclesiásticas como civiles que vayan a regir los destinos de los que viven en las apartadas poblaciones del interior del Perú» (1-2). En este sentido su requisitoria, sin dejar de aludir a la base económica, con las limitaciones ya señaladas, se proyecta fundamentalmente hacia la superestructura jurídico-política; en especial, y de manera harto insistente, hacia aspectos muy concretos de la organización estatal.
De aquí que leyendo Aves sin nido se pueda tener a veces la impresión que los problemas que agobian a los villorrios del interior y la atroz condición de los indios pudieran resolverse si el gobernador, el juez y el cura cumplieran sus obligaciones. Este ideal de eficiencia y moralidad en la administración pública no se cumple en Aves sin nido,
El gobernador Pancorbo, luego de su breve arrepentimiento, recae en el abuso y el nuevo subprefecto, cuya gestión se inicia con el justo encarcelamiento de algunos «notables», muy poco después repite los vicios de sus predecesores. Fernando Marín, uno de los personajes que sirve de portavoz al narrador, adopta frente a esta reincidencia una actitud dolorosamente escéptica: «está visto, no hay remedio», afirma (252).
Lo que distingue a los «notables» de Kíllac es, pues, su pertinaz inmoralidad: todos ellos, incluyendo al cura, son ebrios, mujeriegos, ladrones. Dado que la representación de este estrato está en relación con la explotación que sufren los indios, la novela insiste especialmente en las muchas formas que usan los «notables» para esquilmar a los indios, tanto a través de sistemas de alguna manera institucionalizados, como el servicio personal gratuito, cuanto por medio de otros procedimientos abiertamente delictivos, como la apropiación de los bienes de los acusados (II, XVII) o la prepotente negativa a devolver el dinero recibido en exceso (I, XII).
Aunque la novela ensaya otra razón, que tiene que ver con un vago feminismo romántico, «la circunstancia rarísima de que no hay parecido entre la conducta de los hombres y la de las mujeres» de Kíllac (189) se explica más bien en la naturaleza de la organización social que margina a las mujeres de la vida económica 12,
Entregadas a la función de «poetizar la casa» y al ejercicio de las «virtudes domésticas» (200), las mujeres de Kíllac no intervienen en las depredaciones de sus esposos -al contrario, llevadas por su bondad natural, intentan refrenar la voluntad expoliadora de los hombres.
- Este énfasis en la inmoralidad de los «notables» tiene relación con la preocupación «administrativa» que impregna la perspectiva del relato.
- En ambas formas se privilegia ciertas dimensiones típicamente superestructurales y se diluye la observación sobre la base económica y su dinámica concreta.
- Al subrayarse el lado moral del comportamiento de los «notables» se oscurece en alguna medida el comportamiento real de la sociedad andina y se evita su cuestionamiento como sistema.
En el fondo este sistema apenas es rozado por la crítica de Aves sin nido, No es casual, en este orden de cosas, que el mundo de los «notables» se explique en las novelas como producto de las «costumbres» y que la defectividad de éstas se remita a la carencia de educación.
(97, subrayado en el original) |
Desde la perspectiva de los «notables» estas costumbres son punto menos que sagradas. Ellos saben bien que los favorecen y las defienden con apasionamiento: son «ciegos conservadores de sus costumbres viciadas» (101). Por esto el gobernador afirma que «la costumbre es ley y que nada nos sacará de nuestras costumbres» (16), y por esto también las autoridades se asocian para asesinar a los forasteros que cuestionan la legitimidad de sus usos 13,
El mismo gobernador señala que «es preciso botar de aquí a todo forastero que venga sin deseo de apoyar nuestras costumbres» (30-31). La asonada que organizan para matar a los Marín no es más que la respuesta extrema de los «notables» frente a una intromisión que juzgan peligrosa. De hecho ellos se sienten amenazados tanto por el progreso que anuncian los forasteros ( «la civilización decantada que vendrá con los ferrocarriles», 16), cuanto por la posibilidad, cierto que remotísima, de una «rebelión» indígena: expuestos a las «malas enseñanzas» de los forasteros (30), los indios podrían romper la disciplina que se les impone.
Uno de los «notables» afirma: -Y déles usted cuerda a estos indios, y mañana ya no tendremos quien levante un poco de agua para lavar los pocillos. Como queda dicho, la radical inmoralidad de los «notables» se explica por su falta de educación. El narrador, al presentar a cada uno de los personajes de este estrato, insiste en determinar sus carencias educativas: así, por ejemplo, Pancorbo «recibió instrucción primaria tan elemental como lo permitieron los tres años que estuvo en la escuela» (15), Verdejos es casi analfabeto (II, I) y el más cultivado de todos, Estéfano Benítez, apenas si tiene «buena letra» (29).
La decisión del narrador de subrayar este déficit educativo es tan notable que al presentar al cura Pascual señala las «serias dudas de que, en el Seminario, hubiera aprendido Teología ni latín» (14), y al referirse al subprefecto, el coronel Paredes, advierte de inmediato que «nunca hizo ninguna clase de estudios militares» y que en general, «su instrucción pecaba de pobre» (120).
Según se verá más tarde, los personajes positivos, los forasteros, se definen por ser poseedores de una excelente educación. Tal vez una frase de Manuel, personaje que también actúa como portavoz del narrador, pueda sintetizar la relación entre ética y educación que propone la novela: «la sepultura del bien la cava la ignorancia» (93).
- De esta manera queda en claro que Aves sin nido otorga a la educación una muy subida importancia y le confiere el rango de valor social más encumbrado.
- Su acción o su ausencia determinan la naturaleza misma de la vida social 14,
- Los indios: entre la miseria y la extinción Debajo del estrato de los «notables» aparece en Kíllac el mundo de los indios.
Aunque la novela pluraliza sus referencias a través de menciones a la «raza» o a «nuestros hermanos nacidos en el infortunio» (11), con lo que explicita que el horizonte de su discurso es todo el pueblo indio, la representación novelesca se centra sólo en dos familias: la de Juan Yupanqui, en la I Parte, y la de Isidro Champi, en la II.
La situación económica de una y otra es diversa: los Yupanqui viven en la miseria, aunque son «indios propietarios de alpacas» (10), mientras que los Champi gozan de un cierto desahogo: se afirma que tienen «bastantes ganados» (130), aunque se aclara de inmediato que ese ganado «representaba la suma de sacrificios sin nombre soportados por él y su familia durante su vida» (113), y se supone que su desempeño como campanero de la iglesia de Kíllac le otorga un status especial en el pueblo.
Esta diversidad de fortuna no implica ninguna diferencia en el momento en que sobre una y otra familia cae la prepotencia de los «notables». Frente a ellos son igualmente indefensos. Parece claro que el similar destino que une a Yupanqui y Champi, por encima de su desigualdad económica, quiere expresar una de las ideas centrales de la novela; concretamente, la convicción de que es toda la «raza indígena» la que se halla, por explotación de los «notables», en una situación desesperada.
- En contraste con esta situación, la imagen que ofrece Aves sin nido de los indios es notablemente favorable.
- Contrariamente al consenso de la época, en la que hasta los defensores del indio lo consideraban degradado, claro que por culpa de sus explotadores 15, Aves sin nido se esfuerza por revelar no sólo valores individuales, como la valentía o la gratitud, sino también, aunque muy someramente, valores culturales, -como puede apreciarse en la admiración que suscita en Manuel la perfección de un huaco (86).
Es asimismo remarcable el elogio de la belleza de la mujer india, belleza que no sólo se alaba en Margarita, cuya condición de mestiza se evidencia desde el primer momento: «su belleza era el trasunto de esa mezcla del español y la peruana que ha producido hermosuras en el país» (25), sino, también, en la india Marcela: «era una mujer rozagante por su edad y notable por su belleza peruana» (5).
Todos los valores que se asignan a los indios parecen encontrarse en la «encantadora sencillez» de sus costumbres (2), diametralmente opuestas a las «costumbres viciadas» de los poderosos (101). La simplicidad de sus sentimientos, la espontaneidad de su conducta, inclusive su indefensa pasividad, impregnan la representación de los indios de un bucolismo que connota la persistencia -pese a la explotación- de una bondad natural y de una felicidad siempre posible.
Terminada la cena y ya envuelta la choza en las tenebrosas sombras de la noche, y sin otra lumbre que la tenue llama de los palos de molle que de vez en cuando se levantaba del fogón, tomaron descanso en una cama común colocada en un ancho poyo de adobes; duro lecho que para el amor y la resignación de los esposos Yupanqui tenían la blandura confortable de las plumas que el amor deslizó de sus blancas alas.
Lecho de rosas donde el amor, como el primitivo sentimiento de ternura, vive sin los azares y sin los misterios de medianoche que la ciudad comenta en voz baja. La infelicidad de los indios comienza con la intromisión de los «notables». Como lo afirman los esposos Marín, el indio es fundamentalmente «inocente» y «cuando hace algo malo es obligado por la opresión, desesperado por los abusos» (223).
En la representación de los indios hay, pues, un primer nivel sin duda positivo en cuyo núcleo se celebra la bondad natural del indígena, que podría ser feliz al amparo de la sencillez de sus costumbres, y se condena correlativamente a los poderosos que mancillan esa bondad originaria.
- Es obvio ese sesgo romántico de este planteamiento -en el que tal vez resuene, lejanamente, el eco del «buen salvaje», feliz en su primitivismo si no fuera por la acción depredadora de sus opresores.
- El esquema de Aves sin nido varía sin embargo, cuando la relación entre indios y «notables» cede su lugar a la relación entre indios y forasteros.
En este caso vuelve a aparecer el ideal educativo tan propio de esta novela. En efecto, los valores indígenas, con ser alabados, resultan claramente inferiores a los de la civilización que portan los forasteros; por consiguiente, cabe postular un paulatino proceso educativo que conduzca a los indios hasta el nivel superior que ocupan los hombres de verdad civilizados, los poseedores de la auténtica «modernidad».
Según se explícita en el relato, la tarea educativa es, «previa» a cualquier otra medida que tienda al desarrollo y progreso de los indios; más todavía, la elevación del nivel de vida de los indios sin una concientización educativa anterior sería peligrosa y dañina para la sociedad en su conjunto: Ataquemos las costumbres viciosas de un pueblo sin haber puesto antes los cimientos de la instrucción basada en la creencia de un Ser Superior, y veremos alzarse una muralla impenetrable de egoísta resistencia y contemplaremos convertidos en lobos rabiosos a los corderos apacibles de la víspera.
Aunque la cita anterior señala como ejemplo las tribus selváticas y no al pueblo indio que previamente ha sido considerado como un pueblo de buenas costumbres, sencillo, humilde y laborioso, lo cierto es que el criterio arriba expuesto también se aplica a la realidad andina: la masa indígena tiene que ser previamente educada para evitar una sorpresa dolorosa.
Obviamente la educación es un instrumento de la civilización para insertar dentro de sus cánones invariables, al margen de todo conflicto, a quienes todavía están fuera del sistema. La conciencia de la época no vislumbra siquiera la posibilidad de un desarrollo autónomo del pueblo quechua. El tratamiento del tema de la educación de los indios funciona en Aves sin nido con un criterio que poco tiene que ver con la visión romántica que se deduce de la relación entre indios y «notables»: ahora, en efecto, el buen natural no es suficiente, como podría desprenderse de la primera perspectiva, y debe ser sustituido por un grado de civilización que sólo la instrucción hace posible.
Es curioso que en el mismo relato, a través de la opinión de Fernando Marín, y sin que se extraigan de ella las consecuencias más obvias, esta vía de progreso por medio de la educación queda cuestionada. Marín afirma: Está probado que el sistema de alimentación ha degenerado las funciones cerebrales de los indios,
Condenado el indio a una alimentación vegetal de las más extravagantes sólo va al engorde cerebral que lo sume en la noche del pensamiento, haciéndolo vivir en idéntico nivel que sus animales de labranza. Al margen de que a partir de esta idea toda empresa educativa estaría condenada al fracaso, conclusión necesaria que el narrador parece no captar, puesto que en ningún momento señala las medidas económicas que pudieran hacer superable este déficit alimenticio, lo cierto es que el ideal educacional de Aves sin nido se mantiene inalterable.
Se observa en todo caso que la novela incorpora un sistema ideológico de filiación positivista, sistema que al afirmar el valor del progreso, a través de la educación, está negando la alabanza al primitivismo de los indígenas. Este segundo esquema conceptual se formaliza como una versión más, con algunas variantes, de la célebre oposición entre civilización y barbarie.
La inocencia elemental del pueblo indio, que resultaba un valor con respecto a la maldad e ignorancia de los «notables», pierde buena parte de su jerarquía al enfrentarse al paradigma civilizado. Es evidente que a partir de esta nueva perspectiva, cuyo énfasis termina por diluir la primera, la condición del indio no tiene por qué ser preservada; al contrario, se hace imperioso actuar sobre ella con ánimo de modificarla en función, precisamente, de un ideal de civilización, modernidad y progreso.
Mientras esta transformación no se realice -y en la novela no se la vislumbra siquiera- los indios seguirán sufriendo «los martirios que pasamos con el cobrador, el cacique y el tata cura » (8). De aquí que en la conciencia de los personajes indios se afiance un escepticismo radical: Nacimos indios, esclavos del cura, esclavos del gobernador, esclavos del cacique, esclavos de todos los que agarran la barra del mandón,
¡Indios, sí! ¡La muerte es nuestra dulce esperanza de libertad! Este escepticismo es largamente confirmado por los hechos: Juan y Marcela Yupanqui mueren, los Champi se hunden en la miseria más atroz y el futuro de «toda su desheredada raza» queda librado a una vasta empresa nacional, ni siquiera iniciada, en la que tendrían que intervenir «todos los hombres del Perú» (253).
Este ánimo desesperado es compartido por el narrador. Luego de explicar al lector las torturas que los «comerciantes potentados» (10) aplican a los indios, exclama: ¡Ah! Plegue a Dios que algún día, ejercitando su bondad, decrete la extinción de la raza indígena, que después de haber ostentado la grandeza imperial, bebe el lodo del oprobio.
- ¡Plegue a Dios la extinción, ya que no es posible que recupere su dignidad, ni ejercite sus derechos!.
- Un horizonte de tal manera ensombrecido explica la sumisión y resignación de los indios.
- En Aves sin nido, en efecto, no hay siquiera indicios de un gesto rebelde, aunque sí algunas protestas verbales que apuntan directamente al centro mismo del problema: «los zorros de camisa blanca han robado nuestros ganados, como robaron mi libertad, como nos roban el trabajo de cada día » (240, subrayado nuestro).
Esta lucidez es, sin embargo, excepcional. La novela está llena más bien de lamentos inconsolables y de pedidos de auxilio a los forasteros más generosos -quienes, coincidiendo también en esto con el narrador, a veces sólo atinan a recomendar resignación: «madre desventurada, ofrece tu dolor al Autor de la resignación» (34).
De esta manera, la imagen que ofrece Aves sin nido del pueblo indio se concreta en unas pocas características: su inocencia y bondad primitiva, su miseria y sufrimiento permanentes, su abatimiento total y sin remedio. La preeminencia de los forasteros En la construcción global de la novela los forasteros, concretamente los esposos Marín, tienen un rango preeminente.
En efecto, según se desprende de lo dicho en los parágrafos anteriores, el acontecimiento narrado en Aves sin nido es el resultado de la personificación, a través de personajes típicos, de los grupos sociales que los vincula y opone. Los «notables», los indios y los forasteros cruzan sus destinos en una red de relaciones tan tupida como estrecho es el ámbito que los reúne.
De hecho toda la novela se organiza como una secuencia que va rastreando el sentido de las distintas relaciones que entablan los personajes a nombre y representación de los grupos sociales a que pertenecen. Del análisis de este sistema relacional se desprende que los forasteros ocupan el vértice axiológico de la novela: ellos se oponen frontalmente a la inmoralidad e ignorancia de los «notables» y apoyan generosamente a los desvalidos indios que imploran su socorro.
Como se dice en la novela, los forasteros protagonizan «la sangrienta batalla de los buenos contra los malos» (34). La asonada contra los Marín es el clímax narrativo de esta contienda. La familia de Fernando y Lucía Marín es presentada en el texto mediante el recurso de acumular virtudes y de enfrentarlas, en un cotejo que puede llegar a ser muy minucioso, con los vicios de los «notables».
Emerge así una imagen ideal en grado extremo: jamás manchados por la más leve falta, los Marín son cultos, generosos, valientes, simpáticos, honestísimos. Aunque es evidente que el énfasis más fuerte se coloca sobre cualidades morales (ellos mismos dicen estar «al lado de los buenos» 45), con lo que la narración no hace más que confirmar la nota definitoria de toda la novelística de Clorinda Matto de Turner, también es dable vislumbrar, en un segundo plano, algunas significaciones socio-políticas.
Educados esmeradamente en la costa, pertenecientes a una burguesía liberal y modernizadora cuyos ideales podrían coincidir con los de la «república práctica» del presidente Pardo, a quien se elogia en la novela (178) 16, los Marín perciben el destino del Perú en términos de una cierta industrialización, en él campo de la extracción de minerales, y de un floreciente comercio exterior, naturalmente vinculado a la venta de minerales.
Es realmente sintomático que Fernando Marín se presente como propietario de un crecido número de acciones de una compañía minera, de la que es al mismo tiempo gerente (12), pues estos datos lo distinguen del minero tradicional y lo inscriben como dentro de un orden económico moderno. Se comprende entonces por qué los Marín chocan frontalmente con los «notables»: mientras aquéllos buscan la modernización del país dentro de los marcos de un capitalismo incipiente, éstos -ligados a los sectores más tradicionales- propician el inmovilismo social y el afianzamiento de una cultura básicamente feudal.
Aunque la novela no dice nada al respecto, la defensa de los indios bien podría interpretarse en relación a la necesidad de disponer de una fuerza de trabajo que la feudalidad andina, por su propia naturaleza, no está dispuesta a conceder. Se trata, pues, de los proyectos sociales antagónicos, uno conservador y otro modernizante, que compiten entre sí a partir de los intereses que defienden.
- Es inútil remarcar que la perspectiva del relato privilegia en términos absolutos el proyecto modernizador.
- Si en términos de realidad Kíllac aparece como la plasmación más exacta del proyecto social retardatario, Lima -la Lima que evocan los protagonistas- corresponde claramente al proyecto modernizador: es su emblema.
Dada la perspectiva del relato, Lima aparece en Aves sin nido a través de una versión burdamente idealizada. En efecto, para el narrador, para los forasteros y para los personajes que comparten su actitud, Lima es una ciudad perfecta (aunque «extranjera» para los «notables» 30-31) que ofrece modernidad, progreso, etc.
Allí «el domicilio tendrá garantías las autoridades conocerán lo que es cumplir con su misión» (179); «allá se educa el corazón y se instruye la inteligencia» (123); es, en fin, «la región de las flores donde respiras la dicha» (140). Esta Lima mitológica es objeto de elogios delirantes: -Viajar a Lima es llegar a la antesala del cielo y ver de ahí el trono de la gloria y de la fortuna.
Dicen que nuestra bella capital es la ciudad de las Hadas; O también:,la ansiedad de llegar a Lima, a ese foco de luz que cautiva a todas las mariposas del Perú. Naturalmente la comparación con Kíllac es abrumadora. Manuel la hace explícitamente: -¿Y por qué mi anhelo se reduce a dejar el pueblo donde he nacido cuando es propensión innata del hombre amar el engrandecimiento del suelo donde vio la luz primera? ¡Ah!, mi contrariedad se explica por la palabra de una experiencia razonada.
Los lugares donde no se cuenta con garantías para la propiedad y la familia se despueblan; todos los que disponen de medios suficientes para emigrar a los centros civilizados lo hacen, y cuando uno se halla en la situación en la que yo me encuentro no queda otro remedio que huir y buscar en otro suelo la tranquilidad de los míos y la eterna primavera de mi corazón.
¡Margarita! A ti te entumecería el invierno de los desengaños de esta puna, donde se hielan los buenos sentimientos con el frío del abuso y del mal ejemplo. Tú vivirás bella y lozana donde se comprenda tu alma y se admire tu hermosura. Aves sin nido es entonces una ruda denuncia de los «notables» y del orden social que imponen, pero al mismo tiempo es una alabanza desmedida de lo que significa el grupo de los forasteros, del proyecto social que encarnan.
Esta preeminencia de los forasteros tiene otra expresión, y muy importante, en el sistema narrativo de la novela: en efecto, sin la intervención de la familia Marín, sin su decidida interferencia en los códigos sociales del villorrio, la vida de Kíllac carecería de la dinámica que la convierte en materia novelable.
Es claro a este respecto que la sola relación de indios y «notables» se observa en la novela como una situación normalizada, idéntica a sí misma siempre, que de ninguna manera genera acción: justamente su estabilidad es la que impone el sentido trágico que emana de la descripción de la vida del pueblo indio.
En el nivel textual más inmediato la acción generadora del contenido narrativo está situada en los esfuerzos de Lucía Marín para evitar el sufrimiento de los Yupanqui. Sin ese gesto no habría acción novelesca y el texto posiblemente derivaría hacia la estampa costumbrista o hacia la elegía. De aquí se desprende que los forasteros no sólo ocupan el punto más alto en la apreciación del narrador, con quien comparten además su actitud y perspectiva, su visión del mundo, sino que, además, ellos constituyen la condición indispensable para que Aves sin nido se realice como novela.
Es fácil deducir de lo anterior el carácter absolutamente externo de la perspectiva que domina la construcción total de la primera novela de Clorinda Matto. En este sentido Aves sin nido tiene que ser considerada como el resultado literario de la contemplación crítica del mundo andino desde un punto de vista radicalmente ajeno y distante, pese a que en el Proemio se insinúa la vigencia de otra perspectiva, más bien interior, derivada de la experiencia personal de su autora 17,
- La perspectiva de plasmación novelesca supone por esto que el mundo andino tiene que cambiar substancialmente para poder incorporarse a una concepción de nacionalidad, concepción que está hecha a imagen de los ideales de civilización y progreso que la burguesía cree representar.
- Aunque es evidente que Clorinda Matto adopta frente al indio una actitud generosa y frente a sus explotadores una actitud valientemente combativa, sería ingenuo explicar una posición en su conjunto como producto sólo de una personalidad noble y justiciera.
Clorinda Matto lo fue, sin duda alguna, pero su posición ante el mundo de la sierra obedece también a intereses muy concretos de una fracción, la más avanzada, de la burguesía peruana de entonces. Esta es la perspectiva central del relato, aunque a veces pueda ocultarse detrás de un moralismo aparentemente intemporal y descondicionado.
La trama amorosa: de lo personal a lo social El proceso seguido anteriormente por la novela indigenista ha hecho que la crítica se ocupe de manera especial de las dimensiones expresamente sociales que plasma Aves sin nido, descuidando y hasta olvidando otros elementos que tienen también, pese a una apariencia distinta, un significado social bastante preciso: es, especialmente, el caso de la trama amorosa que desarrolla esta novela.
En el Proemio se dice que Aves sin nido se distingue de las novelas de trama «puramente amorosa o recreativa» (1). Esta idea tiene que entenderse, en consulta con lo que el mismo texto ofrece, en los sentidos complementarios: por una parte, la trama amorosa ocupa un lugar secundario dentro del relato, que desarrolla más insistentemente otras direcciones narrativas; por otra, en el mismo curso de la veta amorosa pueden encontrarse significados de otra índole, «más trascendentes» si se quiere, singularmente significados sociales.
- Este segundo caso es el que interesa de manera más saltante 18,
- El tema del amor en Aves sin nido aparece pulsado en varios tonos distintos: en general, y de manera ciertamente sintomática, el tratamiento de episodios amorosos coincide con la valoración propuesta por el conjunto de la novela -así, por ejemplo, la relación conyugal de los Marín será perfecta, como perfecto es el grupo social al que pertenecen, mientras que el gobernador Sebastián Pancorbo no causa más que desazones y sufrimientos a su esposa, doña Petronila, que escapa al destino de los «notables» gracias a su condición de mujer.
El tema del celibato está procesado también, como se verá luego, dentro de este orden de cosas. Hay, sin embargo, un caso especial: es el que narra la relación entre Manuel y Margarita. Por lo pronto esta línea argumental está privilegiada por el narrador en la medida en que se deriva de ella el título de la novela.
Aunque en la I parte se emplea «aves sin nido» para designar a Margarita y Rosalía, las dos hijas de Juan y Marcela Yupanqui, adoptadas por los Marín luego de la muerte de sus padres (108), en la II parte esta designación corresponde a Manuel y Margarita y alude al desamparo en que ambos quedan al descubrir que su amor tiene el estigma del incesto (259).
Al margen de algunos problemas que podría suscitar esta doble acepción de «aves sin nido» 19, lo cierto es que en la conciencia del lector queda impresa la segunda versión del título. Margarita y Manuel son las «tiernas aves sin nido» (259) que tienen que pagar con su indecible sufrimiento el pecado de su común y oculto padre, el obispo Miranda y Claro 20,
- Naturalmente el desenlace trágico de esta historia, a más de repetir ciertos esquemas típicos de la novela romántica 21, funciona en relación directa con una de las tesis de la novela: la inconveniencia del celibato sacerdotal.
- En este caso la trama, como se afirma en el Proemio, no es «puramente amorosa».
Subyace a su desarrollo una reflexión de otra índole y expresa una problemática que excede por largo la sola experiencia personal. En este orden de cosas la historia de Manuel y Margarita es la historia de unos amantes desdichados, sin duda, pero es al mismo tiempo la recusación novelada de una institución católica.
- Hay una segunda dimensión, más significativa, en la relación de Margarita y Manuel.
- Ambos son descendientes de los dos estratos contrapuestos que forman originalmente la estructura de Kíllac; corresponden, en la cronología de la novela, a una segunda generación y en tanto es así tienen desde el comienzo mismo de su caracterización un cierto rasgo común.
Este parecido aumenta cuando el lector descubre en ambos una cierta excepcionalidad: Margarita y su hermana son las únicas indias jóvenes, casi niñas, que se constituyen como personajes en la novela y las dos sobresalen rápidamente por su belleza (25), mientras que Manuel es ostensiblemente distinto de los otros jóvenes «notables» de Kíllac.
Mientras éstos son definidos por los mismos vicios que se destacan en los mayores, Manuel -en oposición permanente con su padrastro, el gobernador Pancorbo- aparece como una figura llena de virtudes, como un insólito ejemplo para esa juventud ya entrampada en los deplorados hábitos del pueblo de Kíllac.
Margarita y Manuel forman, pues, una pareja excepcional. A partir de esta excepcionalidad, el relato va a mostrar el paulatino ascenso de ambos personajes hasta el nivel superior que ocupan los forasteros. Aves sin nido no analiza suficientemente esta secuencia en el caso de Margarita: adoptada por los Marín como hija, basta realmente esta situación para que se modifique todo lo que concierne a ella.
Asumirá los códigos de la familia Marín y muy pronto será parte efectiva de lo que esa familia significa -según se aprecia, más que en esa novela, en Herencia, su continuación 22, Es obvio que en este concepto se enfatiza sobre todo la educación que recibirán Margarita y su hermana: «deben educarse con esmero» sentencia Fernando Marín (48).
Más adelante, cuando el enfrentamiento entre los forasteros y los «notables» es más violento, los Marín deciden mandar a las chicas a educarlas a otra parte, a Lima, por supuesto (123). El desarrollo de la caracterización de Manuel tampoco es especialmente complejo.
Aparece en el relato cuando acaba de regresar a Kíllac (de donde «salió niño») portando una excelente educación: estudia «el segundo año de derecho», puede desenvolverse con soltura en la casa de los Marín, emplea un lenguaje tan atildado como el de ellos y participa plenamente de su visión de las cosas (58 y ss.).
Aunque proviene del estrato de los «notables» es, sin embargo, de alguna manera, un forastero más. De hecho su relación con los «notables» de la aldea es conflictiva en caso extremo, lo que se percibe en su relación con el gobernador Pancorbo, su padrastro, y el juicio que aquéllos le merecen es tan negativo como el que emana de los Marín.
En el mejor de los casos los «notables» suscitan sólo «compasión» (60) en el ánimo del joven estudiante. El sistema de valores y de ideas que Manuel expresa en su con frecuencia engolado lenguaje repite prácticamente todos los tópicos del pensamiento de los forasteros: él también cree en la civilización y el progreso, en la educación, en la justicia, etc.
Es natural, entonces, que su preocupación más apremiante sea salir de Kíllac: «cuatro o seis meses» (61) le parece demasiado tiempo de residencia en su pueblo natal. Es a todas luces significativo que la relación entre Margarita y Manuel comience por el empeño de éste en enseñar a leer a la que entonces parece no ser más que la hija adoptiva de los Marín.
- Aunque el episodio (II, II) está procesado en términos de un romanticismo extremo, el hecho mismo de que Manuel y Margarita se asocien en este proceso de aprendizaje dice muy a las claras que el narrador quiere dotar a la historia de sus personajes de un trasfondo más que personal.
- En el ánimo de ambos personajes la plenitud del amor es también la plenitud de la educación civilizadora: no es casual entonces que para Manuel la «felicidad social» sea un derivado de la «felicidad familiar» y que ésta, a su vez, sea sólo posible dentro de los cánones de la civilización -a la que, según se dice insistentemente, se accede únicamente por el camino de la instrucción (97).
Margarita y Manuel son los casos ejemplares que emplea Aves sin nido para demostrar que es posible, a través de la educación, que los indios y «notables» de la sierra accedan al mundo de los forasteros; o tal vez, en un sentido más amplio, que la realidad total de los Andes puede y debe asimilarse a los principios y valores que dominan el otro extremo de la nacionalidad.
- Se trata más de una postulación en vía ejemplar que de una propuesta socialmente factible.
- De hecho Manuel y Margarita, puesto que son considerados en su excepcionalidad, no diseñan el destino de sus grupos originarios, que deberán desaparecer como tales con el desarrollo del país, sino muestran en su aventura personal la posibilidad de evadirse de un mundo caduco para incorporarse a otro mejor, moderno y civilizado.
En ningún caso es el grupo el que se salva: son siempre personas que pueden ascender al único estrato social que parece justificar su existencia, el de los forasteros. El significado social que subyace a la historia de Manuel y Margarita debe entenderse, pues, en relación con esta nueva insistencia en la condición de privilegio del grupo forastero: que los mejores individuos de los dos estratos andinos queden incorporados al mundo moderno es un nuevo valor para esta especie salvadora que en Kíllac está representada por los Marín.
Del «cristianismo puro» a los conflictos del cura Pascual La relación de Clorinda Matto con la Iglesia no dejó nunca de ser conflictiva. Aunque una vez insistió en su total adhesión al cristianismo y hasta sobrevaloró sus virtudes e ideales, lo cierto es que también una y otra vez, casi con la misma insistencia, atacó los vicios de la Iglesia y en especial la inmoralidad de sus ministros.
Manuel E. Cuadros tiene razón al rechazar la imagen de Clorinda Matto como mujer antirreligiosa y anticristiana, pero lamentablemente deja pasar sin análisis suficiente su empeño enjuiciador contra el mal clero -que es, sin género de dudas, uno de los aspectos más reiterados de su obra 23,
- El tema aparece ya en algunas tradiciones cuzqueñas, que desarrolla en Aves sin nido y llega en su culminación en Índole,
- Al confrontar la adhesión de Clorinda Matto a los principios cristianos con su permanente crítica a las costumbres religiosas, Robert Bazin señala con acierto que la Matto «se había creado un cristianismo sui géneris puesto que la iglesia de su país era inadmisible» 24,
El tema religioso está presente en Aves sin nido a través precisamente de una interminable serie de alabanzas al «cristianismo puro» (97) y de una también extensa exposición de los vicios que anulan por completo la acción de los curas que ejercen en la sierra.
(51, subrayado en el original) |
Sin duda alguna el poder de los sacerdotes hace que incluso su vida privada tenga para la sociedad una importancia decisiva. Por esto Aves sin nido, en su empeño por juzgar la vida en los villorrios andinos, pone en un primer lugar la acción de los párrocos y sus funestas consecuencias.
Aunque en el texto citado se señala sobre todo el imperio de la superstición, en un texto que por ambiguo podría tener una carga crítica bastante más aguda de la que la novela efectivamente desarrolla, lo cierto es que en el nivel argumental Aves sin nido enfatiza sobre todo el problema del celibato sacerdotal.
Dos sacerdotes intervienen en la novela: uno sólo como recuerdo, pero cuya acción pasada desencadenará el conflicto de la novela, el cura Miranda y Claro, oculto padre de Manuel y Margarita y el otro como personaje presente y actuante: el cura Pascual Vargas, sucesor de aquel (que ahora es obispo) en su cargo parroquial y en los vicios.
Sin duda, la figura del cura Vargas es odiosa y el narrador subraya hasta la caricatura sus rasgos físicos y morales: dominado por todos los vicios, ebrio, mujeriego, ladrón, jugador, el cura Vargas -conjuntamente con los demás «notables» del pueblo- explota sin misericordia a los indios 25, Como en el pensamiento de González Prada, en Aves sin nido el cura preside la «trinidad embrutecedora del indio» 26,
Aunque en su actividad expoliadora el sacerdote viola todos los derechos del pueblo indio, haciendo de su magisterio un negocio indigno, la novela destaca sobre todo su libertinaje sexual y lo correlaciona con la vigencia del celibato. De hecho, en este campo, la novela procura mostrar que las culpas del cura Pascual, que son muchas y muy graves, están condenadas por el solterío antinatural que se le ordena.
Refiriéndose a sí mismo, en un momento de arrepentimiento, el cura Vargas dice: ¡Desdichado el hombre que es arrojado al desierto del curato sin el amparo de la familia, He sido más desgraciado que criminal. Mienten los que, sentando una teoría ilusoria, buscan la virtud de los curas lejos de la familia,
Solo, en el apartado curato, soy un mal padre de hijos que no han de conocerme, el recuerdo de mujeres que no me han amado nunca, un recuerdo triste para mis feligreses. En buena parte los vicios del cura Pascual son considerados en el texto como efectos del celibato que se le impone; por tanto, la valoración de este personaje, siempre negativa, refluye sobre la Iglesia que ordena estas normas antinaturales y desde luego obliga a sus ministros a violarlas continuamente.
En este sentido el cura Vargas aparece como la víctima de una institución que no consulta la condición humana de sus sacerdotes. En el Proemio se formula, retóricamente, esta pregunta: ¿Quién sabe si (después de voltear la última página de este libro) se reconocerá la necesidad del matrimonio de los curas como una exigencia social?.
En el texto, a través de la historia del párroco de Kíllac, pero también mediante referencias a la gestión anterior de Miranda y Claro, que irónicamente es premiado por la Iglesia con un obispado, la respuesta es rotundamente positiva. El interés social está por encima de las normas eclesiásticas y en nombre de ese interés el celibato debe ser abolido.
- Naturalmente esta tesis suscitó un gran escándalo.
- Se sabe que en algunas ciudades las autoridades eclesiásticas hicieron quemar públicamente algunos ejemplares de Aves sin nido y el retrato de su autora 27,
- Los límites de «Aves sin nido»: perspectivas Pese a que Aves sin nido no se agota en el tratamiento del tema indígena, es este aspecto el que le ha otorgado una justa perennidad en la historia de la literatura hispanoamericana.
No está de más recordar a este respecto que Concha Meléndez sitúa a Aves sin nido en el momento más alto de la novela indigenista, como única representante de la «novela indianista de reivindicación social», y por eso mismo como «transición hacia la mayor parte de la novela posterior a 1890» 28,
- Mucho más enfática y elogiosa, Aída Cometta Manzoni afirma lo siguiente: La aparición de Aves sin nido tiene, para la literatura del continente que se refiere al indio, una importancia extraordinaria.
- La audacia con que esta escritora presenta el problema de la vida oprobiosa que grandes masas llevan en América, produce una fuerte conmoción en la literatura de la época y su ejemplo quedará como bandera que posteriores generaciones sabrán enarbolar con el mismo vigor y la misma valentía, creando una corriente literaria que hará escuela muy fácilmente en aquellos países que cuentan con una población indígena considerable 29,
En los últimos años, Tomás Escajadillo, sin negar los méritos de Aves sin nido, ha puesto en tela de juicio el carácter fundador de esta novela con respecto a la novela indigenista: más que la primera indigenista -señala- es la última indianista. Su innegable apego al romanticismo, su perspectiva exterior, su incapacidad para crear personajes indios suficientemente auténticos serían, entre otras razones, los signos más claros de la inserción de Aves sin nido en una etapa anterior a la indigenista 30,
El juicio de Escajadillo es básicamente válido; sin embargo, y con el mayor énfasis posible, habría que observar que la perspectiva exterior propia de Aves sin nido corresponde a una dimensión clave del indigenismo, incluso del indigenismo mucho más avanzado de Icaza, Alegría o Arguedas. Es cierto que en las obras de estos autores hay un paulatino acercamiento del narrador hacia el mundo narrado, hacia su referente, pero también es cierto que, pese a ese acortamiento de distancias, sus relatos son prueba de que la condición necesaria de la novela indigenista es, precisamente, su exterioridad.
La novela indigenista, como por lo demás todo el movimiento indigenista, es un hecho pluricultural y plurisocial que se distingue por producirse en un mundo que no es, precisamente, el mundo al que se refieren sus obras. Esta problemática ya fue agudamente observada por José Carlos Mariátegui al deslindar la literatura indígena de la literatura indigenista en razón de la inevitable exterioridad de la segunda 31,
De esta suerte la ajenidad que define la perspectiva de creación de Aves sin nido no es un defecto que más tarde, en otros autores, será subsanado; es simplemente, la condición que domina toda la novelística de este género, incluso la que, años después, producirá una honda impresión de autenticidad 32,
El límite de Aves sin nido está situado en otro nivel: en su incapacidad de comprender que no todo proceso de integración nacional debe suponer la cancelación de las diferencias regionales y en su abusiva cobertura del mundo indígena, y el mundo andino como totalidad, por los principios, valores e intereses de otros sectores del país.
Aunque Aves sin nido reconoce algunos valores en el pueblo indio, derivada de su tantas veces mencionada «encantadora sencillez», la verdad es que al mismo tiempo propugna la dilución de toda la realidad indígena en una nueva realidad pensada en términos de la burguesía entonces modernizadora. De esta manera no hay en Aves sin nido un movimiento real de reivindicación y de revalorización; hay, sí, una queja y una protesta contra la injusticia y los abusos y una decisión de homogeneizar la sociedad peruana bajo el modelo que encuentra su emblema en la paradisíaca Lima.
En este orden de cosas sí es dable encontrar diferencias con la novela indigenista posterior: aquí la protesta contra el abuso y la requisitoria contra el gamonal y el gamonalismo no es el horizonte único del relato; al contrario, se le añade siempre, y como dimensión fundamental, una dimensión revalorizadora del pueblo indígena, lo que supone, por cierto, una actitud de respeto por sus peculiaridades.
De otro lado, Aves sin nido no percibe el significado socio-económico del orden del problema indígena y sobre él propone soluciones que nunca exceden a un vago e incierto sentido moral -perspectiva ésta que da ingreso a la sobrevaloración del proceso educativo y al consiguiente cambio de las «costumbres nocivas».
A este respecto hay que recordar que incluso González Prada sólo pudo percibir el problema indígena como problema básicamente económico a partir de 1904 33 ; por consiguiente, no es de extrañar que Clorinda Matto, ciertamente menos radical que González Prada, pasara por alto, en 1889, este aspecto fundamental, que más tarde será el núcleo esencial de la novela indigenista moderna.
- Las limitaciones de Aves sin nido son en gran parte resultado del estado de desarrollo de la conciencia nacional a fines del siglo XIX.
- La derrota del 79 propició tanto una radicalización de las exigencias morales cuanto una obsesiva preocupación por la modernidad y el progreso vistos desde una perspectiva finalmente burguesa.
Cuando Clorinda Matto en Aves sin nido postula al paradigma de los Marín y señala el imperativo de adecuar la sociedad peruana a los ideales representados en esta familia, así como cuando tiñe todo su discurso de un significado moral, está en realidad obedeciendo a las condiciones de su tiempo.
Afianzándose en él, asumiendo sus posibilidades y limitaciones, Clorinda Matto produce una visión todavía incipiente e incompleta de la vida andina, interpretada a través de órdenes ajenos, pero, al mismo tiempo, propone a la conciencia nacional una nueva problemática y un nuevo sesgo interpretativo.
Después de Aves sin nido la miseria del indio, sus injustificables sufrimientos, no podrán olvidarse: la novela posterior responde a esta suerte de reto planteado por Clorinda Matto y al corregir, profundizar y radicalizar su visión de este mundo complejo, está otorgando vitalidad y permanencia a un esfuerzo primero, fundador en más de un sentido.
¿Cuánto tiempo duran los pájaros en el nido?
¿Cuánto tiempo se demoran en crecer las alas de los polluelos? Un polluelo crece dentro del huevo mientras los padres lo incuban (se sientan encima) y continúa creciendo después de que sale del cascarón, hasta prepararse para volar. Algunas aves salen del nido casi instantáneamente (tan pronto como se secan después de la eclosión), pero no pueden volar hasta que estén listos (mas o menos un mes después).
Las palomas incuban los huevos por aproximadamente 18 días. Después de salir del cascarón, se despegan del nido por la primera vez después de más o menos 30 días. Los halcones peregrinos empiezan a volar aproximadamente 40 días después de salir del cascarón. Los Gorriones Domésticos vuelan aproximadamente 12 días después de salir del cascarón. Los Vaqueros de Cabeza Café dejan el nido más o menos 10 días después de salir del cascarón Las alas de los polluelos no solamente tienen que “crecer”; también los polluelos tienen que hacer ejercicio y prepararse para volar por primera vez. !No siempre es fácil!
: ¿Cuánto tiempo se demoran en crecer las alas de los polluelos?
¿Quién hace el nido de los pájaros el macho o la hembra?
Atraer parejas – Walsh y sus colegas eligieron a Ploceus velatus para su estudio por una razón práctica, la construcción de nidos múltiples en un mismo año. ¿Cómo se explica este comportamiento? “Se debe a la misma razón por la que los seres humanos hacemos todo tipo de estupideces: para atraer una potencial pareja”, dijo Walsh a BBC Mundo.
- Cuantos más nidos construye más descendencia tiene.
- Los adultos machos crean un nido, atraen una hembra, se aparean y la hembra cuida los huevos mientras el macho construye otro nido y atrae otra hembra y así sucesivamente”.
- Es particularmente interesante, según el investigador, que los adultos machos con experiencia previa de años anteriores mejoran su técnica rápidamente, del primer nido al segundo.
“Es como en el caso de los seres humanos, cuando no hemos hecho algo durante algún tiempo y nos lleva varios intentos poder hacerlo correctamente”, señaló Walsh. También se ha registrado el caso de aves juveniles de esta especie que recorren nidos abandonados, con los que juegan hasta prácticamente desarmarlos.
El comportamiento podría ser parte del proceso de incorporación de conocimiento. Los investigadores no saben aún cómo se explica el aprendizaje de las aves desde el punto de vista neurológico. “Buscamos entender el desarrollo de la función cognitiva en los seres humanos. Pero no podemos, por ejemplo, aislar a una persona para estudiar su comportamiento.
Con este trabajo queríamos demostrar que la construcción de nidos en las aves puede servir como un modelo para investigar la inteligencia y el aprendizaje”, dijo Walsh. El estudio fue publicado en la revista Behavioural Processes.
¿Cómo se llama el nido de los pájaros?
Nidos de tipo copa o taza – Los nidos tipo copa, también llamados tazas, son de los nidos de aves o pájaros que más solemos observar. Son elaborados por diversas clases de aves, para lo cual utilizan distintos materiales como ramitas, restos de telarañas, líquenes, musgos, barro e incluso su propia saliva, que usan para mezclar y fijar.
- Son estructuras bastante elaboradas, que incluso podemos considerar unas auténticas obras de arte y calificarlas como nidos de aves hermosos.
- Sus principales características son su forma redondeada, resistencia y a la vez flexibilidad, de modo que el mismo nido se amolda al cuerpo del ave cuando está incubando.
Estas nidificaciones se ubican sobre árboles e incluso algunas estructuras o edificaciones urbanas, aunque también pueden encontrarse cercanos al suelo, todo dependerá de la especie. Entre las aves que hacen nidos tipo copa podemos mencionar:
- Cresta de fuego común ( Regulus ignicapilla)
- Garganta amarilla común ( Geothlypis trichas )
- Curruca de ojos azules ( Vermivora cyanoptera)
- Colibrí de esmeralda ( Chaetocercus berlepschi )
- Gorrión común ( Passer domesticus )
En la imagen observamos el curioso nido del colibrí de esmeralda. Si quieres conocer más en profundidad estas aves, no te pierdas este otro artículo: ” Tipos de colibríes “.